Objetivo:
Aceptar
el sacramento del orden como la vocación que Dios Trino concede al varón, para presidir,
In Persona Christi, los sacramentos y servir a la comunidad.
Desarrollo
del encuentro:
v El sentido del
Sacramento
El sacramento del orden es concedido a
quién afirma que ha sido llamado por el Señor y la Iglesia acepta como idóneo a
tal misión. La vocación a la vida presbiteral-sacerdotal[1]
pertenece a quien el Señor le llama con nombre propio:
“Subió al monte
y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran
con él, y para enviarlos a predicar
con poder de expulsar los demonios” (Marco 313-15)
El sacramento del orden consta de tres
grados: episcopal, presbiteral y diaconal, y los tres son para el ministerio
apostólico. Con la ordenación se le concede al ordenado un “poder sagrado”, con
el cual gobierna o anima una comunidad eclesiástica. Se dice que es
“consagrado” porque “se pone aparte” es “investido” por Cristo para su Iglesia.
Este sacramento, como el bautismo y la
confirmación, imprimen carácter y se concede una sola vez para siempre, ya que
estos tres sacramentos permiten visualizar la Iglesia, que es la nueva alianza
de Dios con los hombres.
Sin el sacramento del Orden
careceríamos de la fuerza entregada por Jesús de Nazaret en los caminos
polvorientos de Palestina. Pues él entregó a sus primeros discípulos-apóstoles
la gran misión de dar a conocer la Buena Nueva, como también les concedió el
Espíritu Santo. Es por tal razón que la Iglesia afirma que los ordenados actúan
“In Persona Christi Capitis” (En la Persona de Cristo Cabeza). Es Cristo Cabeza
de la Iglesia quien actúa en la celebración de los sacramentos; esta verdad es
traspasada por cualquier pecado venial o grave del ministro consagrado.
El ministro consagrado también goza de
la representación de toda la Iglesia para orar a Dios. Él en nombre de la
comunidad se relaciona con el Padre, Hijo, Espíritu Santo. Es por esta razón
que correctamente le decimos presbítero, que significa anciano, en el caso del
consagrado no es por edad y canas, sino porque él lidera y anima la comunidad,
como también enseña, como lo hacen los ancianos en nuestros pueblos.
He aquí que el ministro ordenado
(obispo-presbítero-diácono) tiene la triple misión de gobernar, santificar y
enseñar.
v Participantes
Obispo:
Siendo el
obispo quien recibe la plenitud del sacramento del orden, en cuanto sucesor de
los apóstoles, le corresponde transmitir la gracia recibida a nuevos obispos,
presbítero y diáconos. Sin olvidar que es el mismo Cristo quien da a unos ser
apóstoles, a otros profetas (cf. Efesios 4, 11).
Candidato (al orden diaconal, presbiteral u obispal):
Es el varón
bautizado que sintiéndose llamado y aceptado por la Iglesia desea abrazar el ministerio
del orden con todo lo que requiere: pobreza, obediencia y el celibato por causa
del Reino. Él habiendo realizado una formación filosófica y teológica en un
seminario o casa de formación es admitido al orden del diaconado; el diácono es
admitido al orden del presbiterado y el presbítero es admitido al orden del
episcopado.
v Símbolo y Signo
Ritos
iniciales
Costa de la presentación y elección que se hace
del candidato, el interrogatorio debido, alocución del obispo, las letanías. Estos
ritos iniciales permiten palpar que es Dios que lo ha elegido y lo ha hecho a
través de la Iglesia, como también se ora para que verdaderamente llegue a un
feliz término esa elección.
La
imposición de manos:
“El rito esencial del
sacramento del Orden está constituido, para los tres grados, por la imposición
de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración
consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus
dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado”[2]
Unción
con el Santo Crisma
Se unge al ordenado Obispo o Presbítero, signo de
la consagración del Espíritu Santo que hace fecundo su ministerio.
Símbolos
ministeriales
Obispo
Se le entrega el libro de los evangelios, el
anillo, la mitra y el báculo.
Presbítero
Se le entrega la patena y el cáliz.
Diácono
Se le entrega el libro de los evangelios.
Enseñanza
del encuentro:
Ø El
sacramento del orden es conferido a un varón bautizado y llamado por el Señor a
estar con él, predicar el Evangelio y Expulsar demonios.
Ø El
obispo, que tiene la plenitud del orden, es el único que pude conferir este
sacramento.
Ø El
ministro ordenado cuando celebra lo hacen In Persona Christi Capitis, es decir,
Jesús el Cristo es quien celebra.
[1] El término “sacerdote-presbítero” que estoy
utilizando, los dos términos por separados son válidos en la fe de la Iglesia.
Mas la tradición de la Iglesia, purificada en la revelación a los judíos y en
el encuentro con el pueblo griego, hace una diferencia lingüística: sacerdote
(sacra = sagrado y dhe = hacer) es propio de aquel varón que presenta la
ofrenda, el sacrificio, el culto, presidiendo una comunidad; el presbítero
(viene del griego presbitez = presbítero =
anciano) es el varón que tiene la sabiduría, que educa, que forma a otros
hombres. Por tanto al referirnos a los ministros ordenados es bueno tener en cuenta
que ellos tiene la triple misión de gobernar, santificar y enseñar.
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