PEDIR DISCULPAS
Mateo 5:21-25 «Han oído que se dijo a los
antepasados: No mates; y aquel que mate
será reo ante el tribunal. (22) Pues yo
les digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el
tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín;
y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego. (23) Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar
te acuerdas entonces que un hermano tuyo tiene algo contra ti, (24) deja tu ofrenda allí, delante del altar y
vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu
ofrenda. (25) Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras
vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el
juez al guardia y te metan en la cárcel.
Nos
negamos al amor fraterno desde el rechazo que hacemos a la paz, a la
cordialidad, a la amistad, al buen convivir, a la camaradería, es decir, nos
hacemos a un lado del proyecto de Dios. Jesús nos insiste que debemos
esforzarnos para lograr la mutua compresión, que no permitamos que realidades
circunstanciales desdibuje nuestra vida cristiana.
Pero
cuando no lo hemos logrado, cuando no hemos alcanzado a auto-contralar nuestras
reacciones frente a los otros, no dejemos pasar mucho tiempo antes de buscar la
reconciliación, lo más pronto posible pidamos perdón restablezcamos lo
quebrado. Las palabras mágicas para una grata convivencia son PERDÓN,
DISCULPEME, LO SIENTO. Que el orgullo no nos venza en la búsqueda de la paz
familiar, social o laboral.
Mas
aún el Señor nos pide que si sentimos que otro tiene algo contra nosotros,
quizá por nuestro trato o nuestras acciones, debemos ir en busca del perdón
antes de ir a la ofrenda del altar, es decir, que no podemos celebrar la santa
eucaristía estando enojado con un familiar, amigo o compañero de estudio o
trabajo, pudiendo buscar la reconciliación.
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