Por: Felipe Peña, Pre-novicio salvatoriano
Dios se ha
manifestado en el hombre desde el origen de su propio ser, desde sus primeros
pensamientos racionales encaminados en la verdad del bien en distintas épocas,
lugares, personas, idiomas, etc. La historia nos muestra que el hombre tiene la
necesidad de Dios, en cada pueblo o nación,
sin importar lo apartado que esté de un pensamiento o existencia de algo
trascendental, algo superior que rige su vida y da explicación a lo
inexplicable.
Según mi pensar,
Dios se ha manifestado de acuerdo con la necesidad de los hombres por personas iluminadas que transmitieron su mensaje a los demás, para
así poder entregar las pautas de una
vida en armonía, una vida con Él. “Porque
de Él, y por Él y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por siempre.
Amen” Rm 11,36
A lo largo de la
historia nos damos cuenta que han habido personas responsables de transmitir la
enseñanza adquirida por sus antepasados, de sus costumbres, de sus ritos, de su
fe etc., todas ellas recibidas en la experiencia de lo divino. Ellos mismos
mediante la inspiración divina han aportado o cambiado algo que era necesario
según la necesidad de su pueblo. Lo que todos estos pueblos tienen en común, es
que aquellas personas encargadas de transmitir las enseñanzas de Dios se
apartan del resto, en su soledad para encontrarse con Dios, meditar, hablar,
arrepentirse de sus errores y de forma inexplicable, nos han aportado con
enseñanzas verdaderamente buenas que con el tiempo se han convertido en grandes
religiones. Otra cosa en común que recalco es que cada una de estas grandes
religiones tienen sus profetas o iluminados con sus seguidores o discípulos que al principio se encargaron
de transmitir sus enseñanzas de forma oral y posteriormente las guardaron en
sus libros sagrados.
Dios se sigue
manifestando en toda la humanidad, en personas que seguirán transmitiendo sus
enseñanzas sin importar quien sea o de
que religión sea ya que para Dios, todos somos iguales, Él nos ama y aunque desconozcamos
algunas de sus verdades, Él mismo se encargara de mostrárnoslas a su debido
tiempo, lo único que nos pide es creer en Él, despojándonos de todo nuestro mal
y de los engaños del maligno, un ser en
común de las grandes religiones, es el demonio, ser contrario a Dios.
Para nosotros los
católicos la más grande manifestación de Dios
es Dios mismo que se hizo hombre en su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Que resumió los 10 mandamientos de
Moisés a uno solo, el amor verdadero a Dios y al prójimo, una verdad
irrefutable, pues si la cumpliéramos podríamos construir el reino de Dios en la
Tierra.
Dios es uno solo en
todo el universo infinito y se manifiesta en distintos seres inteligentes que
le darán distintos nombres, distintas verdades, distintas formas, distintos
ritos, en fin una infinidad de posibilidades según sus necesidades pero les
aseguro que guardaran algo en común, que será el mandato de Cristo el Amor, pues Dios es uno solo, pues
Dios es Cristo.
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