« Jesús les contestó: Vamos a otra parte, a los pueblos
vecinos, para predicar también allí, pues para ésto he venido- » (Mc 1, 39)
“Jesús nos muestra el camino, pues nos enseña que ser discípulo
significa seguirlo e ir tras de Él”
EL seguimiento de Jesús, lleva consigo una respuesta
que damos a él, frente a la invitación que nos hace de salir y caminar,
acompañados por él en su misión. Seguir a Jesús, por consiguiente, es abandonar
el lugar en el que se está (egoísmo, tristeza, soledad, soberbia), dejar lo que
se tiene y hacernos parte de su obra salvadora, que se hace manifiesta en las
buenas acciones que hacemos al prójimo.
El gesto de caminar con Jesús, es recordar sus
palabras descritas por el Evangelio de Juan: “Yo soy el CAMINO, la Verdad y la
Vida” (Jn 14, 6). El Señor es nuestro camino, por el que siempre debemos
caminar sin temor a equivocarnos, pues nos lleva directo al Padre,
conduciéndonos por una vía de comunión con Él y con los demás.
El CAMINO que Jesús nos invita a seguir después de
salir con Él, es el de su propia Vida, llena siempre de bondad, amabilidad,
misericordia, comprensión y caridad con todo aquel que necesite sentir por
medio de nuestro testimonio y obrar que Dios está siempre junto a nosotros.
El caminar con Jesús dinamiza nuestra vida de fe, nos
mantiene siempre en movimiento, en constante iniciativa de ir hacia el hermano
que necesita mi mano, con quien siento la grandiosa experiencia de ser hijos
del mismo Padre amoroso, quien nos espera con los brazos abiertos para
acogernos con su misericordia.
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