sábado, 7 de abril de 2012

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

Hoy la Iglesia universal está de fiesta, nuestro corazón está hinchado de infinito amor, ya que Dios lo  ha rebosado sobre la humanidad.

El amor de Dios es tan grande e infinito que nos sentimos llenos de esperanza. Hoy nosotros hacemos propias las palabra del Apóstol Pedro, que sin temor pero sí con seguridad catequiza a Cornelio, un hombre bueno, un gran filántropo, pero que carecía de la presencia de la verdad revelada, Jesucristo.

Es misión de los apóstoles anunciar “a tiempo y a destiempo” la verdad que ha bajado del cielo. Que nadie se quede sin conocer y amar al verdadero Dios y a su enviado Jesucristo para que así todos juntos podamos servirle.

No anunciamos la historia de un mito o una gran leyenda, anunciamos la verdad que “pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”. Somos herederos de lo que fueron testigo los apóstoles; y al igual que ellos nosotros, por el llamado a la familia Cristiana,  recibimos un encargo: “Nos encargó predicar al pueblo y atestiguar que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos.”. Esa es nuestra misión, anunciar y atestiguar la verdad.

Y la verdad, que se hizo carne, es el agua viva que baño a la humanidad de plena dignidad.

Por ello anunciamos y atestiguamos, que por más que aquella verdad fue y sigue siendo rechazada y crucificada, es la única verdad que da vida y la da en abundancia. Él ha vencido todo enemigo de la verdad con su resurrección, en él encontramos el sentido de la vida verdadera, que no es la perecedera y corruptible, sino que es la eterna y espiritual.

Jesús ha resucitado y con su resurrección nos dice que el mal y todos sus frutos no tienen la última palabra, también nos dice que no hay un fin sino una plenitud del ahora junto a la Santísima Trinidad.

Queridos hermanos que podamos gritar al mundo que la realidad humana ha sido dignificada por aquel “que pasó haciendo el bien” y que nos llama a la vida imperecedera porque nos ha abierto sus puertas.