lunes, 24 de septiembre de 2012

¿Por qué de la Cruz?

P. Francisco María de la Cruz Jordán

“Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan el saber,  nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos ¡qué escándalo! Y para los griegos ¡qué locura!” (1 Corintios 1:22-23). Así lo planteaba San Pablo y el Padre Jordán lo asimiló muy bien en su ministerio y en su vida diaria. Tanto comprendió en su vida la Cruz de Cristo que quiso llevar tal palabra en su nombre religioso: Padre Francisco María de la Cruz Jordán.

La Cruz tiene detrás de sí la entrega del amor, la seguridad de la verdad, la respuesta al mal y a todos sus frutos. La Cruz es lo que ofrecen los corazones contaminados del mal que no quieren escuchar la voz de Dios pero a su vez es la herramienta de Dios para mostrar al mundo su triunfo. Ya que todo sufrimiento por la defensa de la verdad y de la justicia se plenifica en cualquier vida humana. Jesucristo, el Dios-Hombre, al aceptar la Cruz le dijo al mundo que no tenía sentido retractarse de la verdad por ser aceptado y con su resurrección le dijo al mundo que ni la injusticia ni la muerte tienen la última palabra.

Es así como el Padre Jordán comprendió que las buenas obras, las que dan vida eterna, nacen y crecen a la sombra de la Cruz, del sufrimiento. Él aceptó numerosos sufrimientos que permitieron que diversos varones y mujeres en el mundo trabajen hoy por la salvación de toda la humanidad. A quienes les ha ido mostrando que los “sufrimientos son un punto clave en la vida de un apóstol”. Les ha mostrado que en el caminar del apostolado se puede encontrar con cuatro cálices, que hay que beberlos cuando se presentan para llevar a feliz término el plan de Dios. Un cáliz puede venir por el enemigo de la salvación, otro viene de los hombres malos que nos persiguen y nos atacan porque combatimos sus pasiones y desenfrenos y tratamos de ponerles bajo la ley de Cristo, otro más amargo viene de los buenos que no te comprenden y te juzgan, un último cáliz viene de aquellos que se supone están para protegernos y ayudarnos.

Las grandes obras nacen y crecen a la sombra de la cruz.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Por qué María?

P. Francisco María de la Cruz Jordán

“Profesen a María Santísima, una perfecta devoción, por medio de prácticas públicas y privadas por la extirpación de los defectos y por el ejercicio de las virtudes”, repetía una y otra vez el Padre Jordán a sus hijos espirituales. Él reconocía a la sencilla y humilde María como la maestra del discipulado, la que había acogido con generosidad y con prontitud el llamado que el Padre Celestial le había hecho. Esta era la motivación que tuvo en 1883 Juan Bautista Jordán para complementar su nombre religioso con el nombre María, Padre Francisco María.

Fue tal la devoción a María Santísima que la fundación de la Sociedad del Divino Salvador fue realidad en la fiesta de la Inmaculada Concepción, 08 de diciembre de 1881. El Padre Jordán encomendó siempre su proyecto de salvación a la Madre de Dios, solía decir con insistencia: “Orad… sin cesar y con gran confianza a la poderosa Reina del cielo para que podamos extender la salvación… y a fin de que cada uno de nosotros, lleno de espíritu apostólico y gran coraje, pueda acelerar el rescate del linaje humano que está en pecado y en error”. Tenía la piadosa costumbre de poner en la imagen de la Inmaculada Concepción, ante la cual siempre se arrodillaba a orar, papelitos escritos con las necesidades, materiales y espirituales, que tenía para el buen desarrollo y avance de la comunidad religiosa.

El Padre Francisco María dijo un día a sus hijos espirituales: “Quiero hoy imprimir en su corazón el rezo del Santo Rosario… Pero ¿cómo debemos rezar el rosario? De forma clara, atenta y devota, con atención como debe hacerse con cada oración.

Y el Buen Dios que sabe premiar a los suyos le concedió la dicha de ir a su encuentro el 8 de septiembre, fiesta del nacimiento de la virgen María, de 1918.

Cada uno debe venerar a la Madre de Dios por las prácticas de las virtudes.

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Por qué Francisco?


P. Francisco María de la Cruz Jordán

El Padre Jordán guardaba una gran admiración religiosa a San Francisco de Asís, hombre que renunció a todas sus riquezas por entregarse de completo al servicio del evangelio y la construcción del Reino de Dios, acompañando y siendo uno de tantos pobres de la época. Por tal desprendimiento material y económico del pobrecillo de Asís fue que Juan Bautista Jordán decidió iniciar su nombre religioso con el nombre Francisco.    

El Padre Jordán veía en la pobreza el medio más acertado para seguir ciegamente al Señor; él siendo de un hogar muy pobre, que le costaba la sobrevivencia, fue un hombre que nunca se empecinó en aferrarse a lo material o al dinero. Tenía claro que tanto lo material como el dinero eran medios con los cuales podía servir mejor al Señor.


Por eso nunca la escasez fue un motivo para renunciar al llamado que recibió de Dios, servirle en la fundación de una gran familia: La Familia Religiosa Salvatoriana. Pues confiaba en que quien le había llamado no lo dejaría sólo. Solía decir con gran esperanza: “Deben ser hombres de confianza y de oración, emplear todos los medios permitidos. Deben hacerlo de esta manera: esperar todo de Dios, pero por otra parte también trabajar como si dependiera todo de su trabajo.”. La pobreza reflejada en la confianza y el desprendimiento, todo por el servicio. 

Deseo que todos sigan al Divino Salvador en el sufrimiento como lo hizo San Francisco de Asís.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Venerable P. Francisco María de la Cruz Jordán, SDS


El 16 de junio de 1848, en Gurtweil-Alemania, en tiempos de una Europa revolucionaria, la segunda bendición para el matrimonio Jordán-Peter alcanza el gozo de la existencia en este mundo terrenal. El nacimiento de Juan Bautista Jordán, nombre que recibió en la pila bautismal, un día después de su nacimiento, será la alegría de don Lorenzo, su padre, y doña Notburga, su madre, la compañía de Martín, su hermano. Pero nadie sabía en ese momento que Juan Bautista trasformaría la historia de la Iglesia.

Este hijo de aquella Alemania descristianizada, entre luchas y sufrimientos financieros, alcanzará la gracia de Dios en el ministerio presbiteral, el 21 de julio de 1878 con 30 años de edad. Ya para este momento su espiritualidad a tomado una mirada de entrega a Dios, él dice: “Señor Jesucristo, decido y pretendo recibir hoy la sagrada orden del presbiterado para tu gloria y la salvación de las almas.  Toma y recíbeme como un perenne holocausto para Ti…  Infinitas gracias a Dios por toda la eternidad”.

Pero Dios tenía preparado para el Padre Juan Bautista Jordán algo más grande en el ministerio presbiteral. Dios lo había elegido “desde el vientre de su madre”, y le iba a dar “una gran descendencia” espiritual. Dios lo llamó, para que desde sus fortalezas y sus debilidades ofreciera a la Iglesia una gran familia que no descansará hasta que todos conozcan amen y sirvan al verdadero Dios revelado en la persona de Jesucristo. Esta gran misión revelada para el Padre Juan en las palabras de Jesús: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo” (Juan 173), es conocida en el mundo entero como la Familia Salvatoriana.

Siendo el P. Juan el primero en recibir votos religiosos en la Familia Salvatoriana recibe el nombre de Francisco María de la Cruz Jordán. En este nombre, que él eligió, podemos descubrir su profunda espiritualidad y entrega a la voluntad de Dios. Francisco, hace honor a San Francisco de Asís, en quien reconoce la grandeza de abrazar la pobreza. María, venerando a la Santísima Virgen María, primera cristiana que enseña que la fidelidad es fundamental en el seguimiento de Jesús. De la Cruz, glorificando al Verbo encarnado que dejó que el amor reinara y los deseos humanos sucumbieran, pues “toda gran obra nace a la sombra de la cruz”, afirmará el P. Jordán.