miércoles, 15 de agosto de 2012

Sacramento de la Unción


Objetivo:
                   Descubrir que en el dolor o en la aflicción Dios no nos desampara, y que nosotros podemos unirnos al dolor de Cristo en la cruz con nuestro dolor. 
      
Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

"¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán perdonados" (Santiago 5,14-15).

Santiago muestra a la comunidad cómo actuar frente a un enfermo, cómo poder mostrarle que Dios lo acompaña en su dolor. Pues la Iglesia desde sus orígenes tiene clara esta misión, el mismo Jesús el Cristo la envió por medio de los primeros discípulos, y ellos:

“ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban”
Marco 613
Por tanto el sacramento de la unción, como todos los sacramentos, nacen de la tradición evangelizadora de Jesús y sus apóstoles. Cuando ellos ungían entregaban al creyente la gracia de Dios, les concedía paz y ánimo para sobrellevar el dolor; les concedía el perdón de sus pecados; les concedía la sanación y les preparaba para llegar a la gloria de Dios. De la misma manera actúa el ministro consagrado hoy.

Este es un sacramento que se puede repetir más de una  vez, es conferido a los que están gravemente enfermos o en la vejez. La Iglesia no tiene limitaciones para quienes lo desee recibir sin estar enfermos o en la vejez; pero es más significativo en estos momentos.
  
v  Participantes

Sacerdote:
Estando el presbítero con todas las facultades ministeriales, es el único que puede conferir el sacramento de la unción.

Enfermo(a) o anciano (a):
Es el creyente bautizado que consciente o inconsciente, con capacidades físicas o sin ellas, recibe la unción.

v  Símbolo y Signo

Óleo:
El jueves santo el obispo bendice el santo óleo que se utiliza en el sacramento de la unción. El ministro que conceda este sacramento unge al enfermo o anciano en la frente y en las manos, mientras recita la oración:

Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo para que libre ya de los pecados, te salve y te alivie por su benignidad.
                                                                                   Amén

Enseñanza del encuentro:

Ø  El sacramento de la unción puede ser recibido por todos, en especial por los enfermos(a) y los ancianos(a).

Ø  Corresponde al presbítero o al obispo conceder este sacramento. Ya que en él quedan perdonados los pecados y el diácono no tiene esta facultad.

Ø  La gracia recibida pude conceder la salud o preparar al creyente al encuentro con la Santísima Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo.

Sacramento del Orden


Objetivo:
                   Aceptar el sacramento del orden como la vocación que Dios Trino concede al varón, para presidir, In Persona Christi, los sacramentos y servir a la comunidad. 
      
Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

El sacramento del orden es concedido a quién afirma que ha sido llamado por el Señor y la Iglesia acepta como idóneo a tal misión. La vocación a la vida presbiteral-sacerdotal[1] pertenece a quien el Señor le llama con nombre propio:

“Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.  Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar  con poder de expulsar los demonios” (Marco 313-15)

El sacramento del orden consta de tres grados: episcopal, presbiteral y diaconal, y los tres son para el ministerio apostólico. Con la ordenación se le concede al ordenado un “poder sagrado”, con el cual gobierna o anima una comunidad eclesiástica. Se dice que es “consagrado” porque “se pone aparte” es “investido” por Cristo para su Iglesia.

Este sacramento, como el bautismo y la confirmación, imprimen carácter y se concede una sola vez para siempre, ya que estos tres sacramentos permiten visualizar la Iglesia, que es la nueva alianza de Dios con los hombres.

Sin el sacramento del Orden careceríamos de la fuerza entregada por Jesús de Nazaret en los caminos polvorientos de Palestina. Pues él entregó a sus primeros discípulos-apóstoles la gran misión de dar a conocer la Buena Nueva, como también les concedió el Espíritu Santo. Es por tal razón que la Iglesia afirma que los ordenados actúan “In Persona Christi Capitis” (En la Persona de Cristo Cabeza). Es Cristo Cabeza de la Iglesia quien actúa en la celebración de los sacramentos; esta verdad es traspasada por cualquier pecado venial o grave del ministro consagrado.

El ministro consagrado también goza de la representación de toda la Iglesia para orar a Dios. Él en nombre de la comunidad se relaciona con el Padre, Hijo, Espíritu Santo. Es por esta razón que correctamente le decimos presbítero, que significa anciano, en el caso del consagrado no es por edad y canas, sino porque él lidera y anima la comunidad, como también enseña, como lo hacen los ancianos en nuestros pueblos.

He aquí que el ministro ordenado (obispo-presbítero-diácono) tiene la triple misión de gobernar, santificar y enseñar.

v  Participantes
Obispo:
Siendo el obispo quien recibe la plenitud del sacramento del orden, en cuanto sucesor de los apóstoles, le corresponde transmitir la gracia recibida a nuevos obispos, presbítero y diáconos. Sin olvidar que es el mismo Cristo quien da a unos ser apóstoles, a otros profetas (cf. Efesios 4, 11).  

Candidato (al orden diaconal, presbiteral u obispal):
Es el varón bautizado que sintiéndose llamado y aceptado por la Iglesia desea abrazar el ministerio del orden con todo lo que requiere: pobreza, obediencia y el celibato por causa del Reino. Él habiendo realizado una formación filosófica y teológica en un seminario o casa de formación es admitido al orden del diaconado; el diácono es admitido al orden del presbiterado y el presbítero es admitido al orden del episcopado. 

v  Símbolo y Signo

Ritos iniciales
Costa de la presentación y elección que se hace del candidato, el interrogatorio debido, alocución del obispo, las letanías. Estos ritos iniciales permiten palpar que es Dios que lo ha elegido y lo ha hecho a través de la Iglesia, como también se ora para que verdaderamente llegue a un feliz término esa elección.

La imposición de manos:
“El rito esencial del sacramento del Orden está constituido, para los tres grados, por la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado[2]

Unción con el Santo Crisma
Se unge al ordenado Obispo o Presbítero, signo de la consagración del Espíritu Santo que hace fecundo su ministerio.

Símbolos ministeriales
Obispo
Se le entrega el libro de los evangelios, el anillo, la mitra y el báculo.
Presbítero
Se le entrega la patena y el cáliz.
Diácono
Se le entrega el libro de los evangelios.

Enseñanza del encuentro:

Ø  El sacramento del orden es conferido a un varón bautizado y llamado por el Señor a estar con él, predicar el Evangelio y Expulsar demonios.

Ø  El obispo, que tiene la plenitud del orden, es el único que pude conferir este sacramento.

Ø  El ministro ordenado cuando celebra lo hacen In Persona Christi Capitis, es decir, Jesús el Cristo es quien celebra.

El ministro ordenado es quien presenta al Dios Trino la oración de la Iglesia.


[1] El término “sacerdote-presbítero” que estoy utilizando, los dos términos por separados son válidos en la fe de la Iglesia. Mas la tradición de la Iglesia, purificada en la revelación a los judíos y en el encuentro con el pueblo griego, hace una diferencia lingüística: sacerdote (sacra = sagrado y dhe = hacer) es propio de aquel varón que presenta la ofrenda, el sacrificio, el culto, presidiendo una comunidad; el presbítero (viene del griego presbitez  = presbítero = anciano) es el varón que tiene la sabiduría, que educa, que forma a otros hombres. Por tanto al referirnos a los ministros ordenados es bueno tener en cuenta que ellos tiene la triple misión de gobernar, santificar y enseñar.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica No 1573

martes, 14 de agosto de 2012

Jesús alivia a la juventud


No somos cristianos por lo que hizo o dejó de hacer Jesús de Nazaret, somos cristianos por que Jesús de Nazaret es el verdadero hombre y el verdadero Dios. Y entonces cuando Él nos dice: "VENGAN A MI LOS QUE ESTÉN CANSADOS Y AGOBIADOS", sus palabras son un gran alivio para cada uno de nosotros. Por esta razón queridos JÓVENES nosotros, los salvatorianos, te decimos que si estas cansado  y agobiado por todas las falsas promesas de este mundo...

VENGAN A JESÚS QUE ÉL LOS ALIVIARÁ, 
TE LO ASEGURAMOS. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sacramento del Matrimonio


Objetivo:
                   Aceptar el sacramento del matrimonio como la vocación que Dios Trino concede al varón y la mujer, para vivir en unidad, formando la Iglesia doméstica.  
      
Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

Cuando un varón y una mujer sienten una atracción física, psicológica, racional, emocional, sexual, entre sí, empieza un recorrido de conocimiento mutuo. Este recorrido es lo que comúnmente llamamos “enamorados” o “novios”. Es de gran importancia dar este paso, hacer este recorrido.

El recorrido permite que cada uno de los implicados descubra que Dios le ha concedido una vocación al matrimonio y por tanto le concede un “regalo” para su vida. El novio o la novia es el “regalo” de Dios para el otro. Y como todo regalo hay que cuidar, proteger y valorar; y qué mejor forma de cumplir con esta misión que teniéndolo o teniéndola cerca. Es aquí, cuando ha descubierto que es el “regalo” que Dios le ha dado, cuando busca la aceptación, celebrando el sacramento del Matrimonio. Y desde el sacramento los esposos están llamados a recibir los “regalos” que Dios concede a la nueva familia; los hijos son la bendición en el matrimonio.

Esta nueva familia está cimentada desde el deseo de los novios que reciben la bendición de Dios en la afirmación de Jesús:

“De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre”
                                                                 Mateo 196

Estas palabras de Jesús tienen toda plenitud en los novios que se unen desde el amor.  Cualquier otra unión, fuera del amor, puede decaer o fracasar aun teniendo la bendición de Dios.

v  Participantes
Novios:
Son los ministros del sacramento del matrimonio, confiriéndose mutuamente el sacramento.

Sacerdote:
Es el testigo idóneo, representante de la Iglesia, que acoge las palabras de los novios y como ministro consagrado da la bendición.  

Padrinos:
Son miembros de la Iglesia y testigos del matrimonio, tienen la misión de acompañar la nueva familia, para que esta vaya creciendo en fe y unidad en la presencia de Dios.      

v  Símbolos y Signos

El consentimiento:
Los novios, ante los testigos (sacerdote y padrinos), consienten libre y voluntariamente su decisión de unión para toda la vida. El “sí” pronunciado ante los testigos hace de su matrimonio una unión eclesiástica de una vez para siempre.

Los anillos:
Este símbolo da fuerza a las palabras pronunciadas. Su significado nos habla de la nueva alianza sellada por las dos personas. Y se lleva en el dedo anular de la mano izquierda porque se dice que la vena de ese dedo llega directamente al corazón (esto no es generalizado, hay otros que la usan en la derecha).

La bendición:
La presencia de un ministro consagrado es importante, ya que él In persona Christi y representante de la comunidad eclesial, bendice esta nueva alianza. Y con su bendición hace de la alianza, una alianza divina; también esta unión nos trasmite la alianza de Dios con los hombres.

(Existen otros símbolos que se han ido agregando a este rito sacramental, pero no son fundamentales, son culturales)

Enseñanza del encuentro:

Ø  El sacramento del matrimonio se concede a dos enamorados entre sí.

Ø  El sacramento del matrimonio se realiza con testigos, que representan a la Iglesia universal.

Los esposos conforman la Iglesia doméstica donde Cristo es su cabeza, deben acoger con amor a los nuevos miembros, ya que la procreación es un deber y un don de Dios.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Sacramento de la Confirmación


Objetivo:
                   Descubrir que la CONFIRMACIÓN es aceptar libremente la plenitud del Espíritu Santo para el seguimiento a Cristo y la participación en la Iglesia peregrinante.

Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

El Vaticano II, en el documento Lumen Gentium (Luz de las gentes) No 11, resumen así el sentido de la confirmación:

“Por el sacramento de la confirmación, los fieles se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo y de esta forma se obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe, con su palabra y sus obras, como verdaderos testigos de Cristo”
Este es el segundo momento en el que los creyentes reafirman su fe y se consagran a la vida cristiana, este es el segundo sacramento que permite visualizar la nueva alianza, la que trasforma la realidad y la vida de los hombre. Este sacramento imprime carácter, en él se confirma el Espíritu Santo recibido en el bautismo que permite visualizar que se está maduro en la fe.

v  Participantes
Obispo:
Es quien preside la celebración, él, en nombre de la Iglesia, acoge a quien libremente desea confirmar su fe en el Señor Jesucristo y en la unidad de la Iglesia, como manifestación del cuerpo místico de Cristo.  Él puede delegar a un presbítero, si fuera necesario (Lucas 22, 31-32).

Confirmado: 
Es el miembro de la Iglesia que libremente y seguro de su madurez de fe se acerca al obispo, representante de la Iglesia local, para pedir se le conceda la gracia de la Presencia del Espíritu Santo, para así seguir a Jesucristo en unión con la Iglesia.

Padrino o Madrina:
Es un miembro de la Iglesia, un varón o una mujer de fe. Él o ella acompañan al confirmado. Es testigo de la fe que proclama el confirmado y se dispone a ser un apoyo para el crecimiento de su ahijado.   


v  Símbolos y Signos
El obispo:
Es el signo de la unidad de la Iglesia universal, ya que él tiene la misión de “vigilar”, de “custodiar la fe”. La palabra Obispo viene del griego episkopoz (epískopos) que significa el vigilante. El obispo trae consigo algunos símbolos que significa su dignidad de representante de Cristo y de su cuerpo, la Iglesia:


    NOMBRE
                  SIGNO


        Mitra
Poder y servicio espiritual. Tiene dos ínfulas (cintas que cuelgan) que nos muestra la ciencia de los dos testamentos bíblicos.


       Báculo
Es el pastor de la comunidad que apacienta, instruye, guarda y defiende. Poseedor de tres tareas: guiar, enseñar y santificar.


       Anillo

El desposorio con la Iglesia local o diócesis. 

       Solideo
Su servicio está manifestado en la presencia a Dios, “solo Dios”.


       Pectoral
Toman y aceptan sobre su espalda, de un modo más comprometido, la cruz de Cristo y de los de su grey.

La unción:
La unción con aceite perfumado es un rito muy antiguo que se realizaba a quienes iban a cumplir una gran misión, por ello la Iglesia católica toma este símbolo para significar la gran misión de hacer visible a Cristo en medio del mundo. La unción en la confirmación significa la unción del Espíritu Santo en orden a practicar la justicia y la santidad, prosiguiendo la misión de Jesús y su Iglesia.

En el sacramento de la confirmación renovamos el deseo de la Santísima Trinidad por hacer visible su reino en el mundo, los apóstoles son impulsados por la fuerza del Espíritu Santo, igual el confirmado debe sentir esa fuerza y salir a entregar a Jesús el resucitado (Hechos 2, 1-13).

Este rito está acompañado de la señal de la cruz, signo de que es el Crucificado el mismo que lo acoge y lo envía a la misión del reino.

La imposición de manos:  
Trasmite el don de Dios, su gracia, su paz y su presencia. Con esta imposición de las manos el obispo transmite el Espíritu de Jesús que es el espíritu que construye el reino. (Hechos 815-17; 196)

Profesión de fe: 
El confirmado renueva la fe que sus padres y sus padrinos, el día de su bautismo, habían prometido custodiar hasta que éste deseará libremente aceptarla y amarla. Libremente el confirmado recibe el Espíritu Santo y desea esforzarse para que el mismo Espíritu actué en su vida cristiana.

Con la proclamación del credo acepta lo que la Iglesia enseña, custodia y ama, y a su vez, acepta también como miembro de la Iglesia, enseñar, custodiar y amar lo que aceptó.  

Enseñanza del encuentro:

Ø  Reconocemos al señor obispo como signo de unidad con la Iglesia universal, quien tiene el deber de enseñar, pastorear y cuidar a su rebaño.

Ø  El sacramento de la confirmación nos une, libre y autónomamente, al Señor Jesús y a su proyecto del reino.

El sacramento de la confirmación nos une al trabajo comunitario de la Iglesia universal y local. Creemos y aceptamos lo que ella cree y acepta como palabra y proyecto de Dios.