miércoles, 15 de agosto de 2012

Sacramento del Orden


Objetivo:
                   Aceptar el sacramento del orden como la vocación que Dios Trino concede al varón, para presidir, In Persona Christi, los sacramentos y servir a la comunidad. 
      
Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

El sacramento del orden es concedido a quién afirma que ha sido llamado por el Señor y la Iglesia acepta como idóneo a tal misión. La vocación a la vida presbiteral-sacerdotal[1] pertenece a quien el Señor le llama con nombre propio:

“Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.  Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar  con poder de expulsar los demonios” (Marco 313-15)

El sacramento del orden consta de tres grados: episcopal, presbiteral y diaconal, y los tres son para el ministerio apostólico. Con la ordenación se le concede al ordenado un “poder sagrado”, con el cual gobierna o anima una comunidad eclesiástica. Se dice que es “consagrado” porque “se pone aparte” es “investido” por Cristo para su Iglesia.

Este sacramento, como el bautismo y la confirmación, imprimen carácter y se concede una sola vez para siempre, ya que estos tres sacramentos permiten visualizar la Iglesia, que es la nueva alianza de Dios con los hombres.

Sin el sacramento del Orden careceríamos de la fuerza entregada por Jesús de Nazaret en los caminos polvorientos de Palestina. Pues él entregó a sus primeros discípulos-apóstoles la gran misión de dar a conocer la Buena Nueva, como también les concedió el Espíritu Santo. Es por tal razón que la Iglesia afirma que los ordenados actúan “In Persona Christi Capitis” (En la Persona de Cristo Cabeza). Es Cristo Cabeza de la Iglesia quien actúa en la celebración de los sacramentos; esta verdad es traspasada por cualquier pecado venial o grave del ministro consagrado.

El ministro consagrado también goza de la representación de toda la Iglesia para orar a Dios. Él en nombre de la comunidad se relaciona con el Padre, Hijo, Espíritu Santo. Es por esta razón que correctamente le decimos presbítero, que significa anciano, en el caso del consagrado no es por edad y canas, sino porque él lidera y anima la comunidad, como también enseña, como lo hacen los ancianos en nuestros pueblos.

He aquí que el ministro ordenado (obispo-presbítero-diácono) tiene la triple misión de gobernar, santificar y enseñar.

v  Participantes
Obispo:
Siendo el obispo quien recibe la plenitud del sacramento del orden, en cuanto sucesor de los apóstoles, le corresponde transmitir la gracia recibida a nuevos obispos, presbítero y diáconos. Sin olvidar que es el mismo Cristo quien da a unos ser apóstoles, a otros profetas (cf. Efesios 4, 11).  

Candidato (al orden diaconal, presbiteral u obispal):
Es el varón bautizado que sintiéndose llamado y aceptado por la Iglesia desea abrazar el ministerio del orden con todo lo que requiere: pobreza, obediencia y el celibato por causa del Reino. Él habiendo realizado una formación filosófica y teológica en un seminario o casa de formación es admitido al orden del diaconado; el diácono es admitido al orden del presbiterado y el presbítero es admitido al orden del episcopado. 

v  Símbolo y Signo

Ritos iniciales
Costa de la presentación y elección que se hace del candidato, el interrogatorio debido, alocución del obispo, las letanías. Estos ritos iniciales permiten palpar que es Dios que lo ha elegido y lo ha hecho a través de la Iglesia, como también se ora para que verdaderamente llegue a un feliz término esa elección.

La imposición de manos:
“El rito esencial del sacramento del Orden está constituido, para los tres grados, por la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado[2]

Unción con el Santo Crisma
Se unge al ordenado Obispo o Presbítero, signo de la consagración del Espíritu Santo que hace fecundo su ministerio.

Símbolos ministeriales
Obispo
Se le entrega el libro de los evangelios, el anillo, la mitra y el báculo.
Presbítero
Se le entrega la patena y el cáliz.
Diácono
Se le entrega el libro de los evangelios.

Enseñanza del encuentro:

Ø  El sacramento del orden es conferido a un varón bautizado y llamado por el Señor a estar con él, predicar el Evangelio y Expulsar demonios.

Ø  El obispo, que tiene la plenitud del orden, es el único que pude conferir este sacramento.

Ø  El ministro ordenado cuando celebra lo hacen In Persona Christi Capitis, es decir, Jesús el Cristo es quien celebra.

El ministro ordenado es quien presenta al Dios Trino la oración de la Iglesia.


[1] El término “sacerdote-presbítero” que estoy utilizando, los dos términos por separados son válidos en la fe de la Iglesia. Mas la tradición de la Iglesia, purificada en la revelación a los judíos y en el encuentro con el pueblo griego, hace una diferencia lingüística: sacerdote (sacra = sagrado y dhe = hacer) es propio de aquel varón que presenta la ofrenda, el sacrificio, el culto, presidiendo una comunidad; el presbítero (viene del griego presbitez  = presbítero = anciano) es el varón que tiene la sabiduría, que educa, que forma a otros hombres. Por tanto al referirnos a los ministros ordenados es bueno tener en cuenta que ellos tiene la triple misión de gobernar, santificar y enseñar.
[2] Catecismo de la Iglesia Católica No 1573

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