miércoles, 25 de julio de 2012

Sacramento de la Comunión


Objetivo:
                   Encontrar en la  EUCARISTÍA la esencia del cristianismo católico: la unidad del “cuerpo de Cristo” (1Corintios 12, 27) con la cabeza que es Él (Efesios 5, 23).

Desarrollo del encuentro:

v  El sentido del Sacramento

Aunque en el orden de los sacramentos nos han enseñado que la comunión va en tercer momento del proceso cristiano, debemos tener claro que la comunión es el inicio y el culmen de nuestra realización como cristianos. Estos encuentros fraternos son una tradición de las primeras comunidades cristianas (Hechos 242), ellos le llamaban “fracción del pan” dándole el sentido de compartir, luego se le llamó misa que significa envío, y en nuestros últimos tiempos le llamamos eucaristía, que significa buen don.

El primer nombre que se le dio a estos encuentros, “fracción del pan”, es el más pleno, pues estos encuentros son para compartir, para partir y repartir nuestra experiencia cristiana, nuestro amor fraterno, nuestros bienes y en sí, nuestra vida. Y en ese compartir, el hacer lo tuyo como mío y lo mío como tuyo, formamos el “cuerpo de Cristo”, como signo pleno de la unión nos alimentamos con el misterio eucarístico, todos comulgamos el mismo pan, que es Cristo, de esa manera entendemos que el sacramento se llame comunión.

El alimentarnos de Jesucristo hace posible que formemos un solo cuerpo, como el pan está formado por pequeñas migajas el cuerpo de Cristo se forma con cada uno de los creyentes que comulgan el Cuerpo sacramental de Cristo.   

Hay que tener claro que Jesús mismo nos dejó este misterio redentor, Él teniendo cerca la pasión y muerte se reunió con sus discípulos e instituyo la comunión con su cuerpo y su sangre en la cena pascual (Éxodo 12, 1-14) como signo de la unidad de un solo pueblo. Repasemos los textos bíblicos que relatan esta acción de Cristo: Mateo 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; Lucas 22, 15-20; 1Corintios 11, 23-26.

v  Participantes
Sacerdote:
Es quien ha sido válidamente ordenado por la Iglesia Católica que actúa In Persona Christi.

Asamblea: 
Son todos los participantes al encuentro, bautizados y no bautizados, que se unen a la Cabeza de la Iglesia: Cristo y a la comunidad. No son espectadores, son celebrantes.

v  Símbolos y Signos

La comunidad:
La constituyen los fieles que están en comunión entre sí y se unen en la celebración para comulgar con el Cuerpo y la Sangre Eucarísticos de Cristo.  

El presidente:
Nos permite ver que Cristo, cabeza de la Iglesia, está en la acción directa por nuestra salvación, recordemos la oración que hacemos antes de la comunión:
Por Cristo, con Él y en Él
A ti Dios Padre Omnipotente
En la unidad del Espíritu Santo
Todo honor y toda gloria
Por  los siglos de los siglos. Amén
  
EL altar:  
Representa a Cristo que se encarnado y glorificado, después del sacrificio. También es Cristo que congrega a toda la comunidad en torno al altar para compartir el ágape fraterno.

La Epíclesis:
Es un sustantivo griego (invocación) del verbo griego epikaleo (invocar  o llamar). Se utiliza en la Iglesia para designar el llamado que hace al Espíritu Santo para que venga a santificar. Dentro de la misa hay dos momentos de epíclesis:

1.   Se pide su presencia sobre los dones del pan y del vino: para que Él los transforme en el Cuerpo y Sangre de Cristo (transustanciación); esta petición la subraya el sacerdote extendiendo sus manos sobre los dones y pronunciado las palabras con la claridad y solemnidad que corresponde a los momentos importantes.

2.   Pero más tarde, después del relato, el presidente vuelve a pedir a Dios que envíe su Espíritu: esta vez sobre la comunidad sobre las personas que están aquí presentes, y que van a participar de ese Cuerpo y Sangre de Cristo; pide que el Espíritu transforme a la comunidad: que la lleve a la unidad, que la haga Cuerpo de Cristo, un solo Cuerpo y un solo Espíritu. [1]

El cuerpo:
Nuestro cuerpo expresa lo que sentimos y lo que hemos comprendido de nuestra fe. Y en la eucaristía tenemos muchos momentos en los cuales está involucrado nuestro cuerpo, desde que llegamos realizamos una genuflexión al sacramento eucarístico, como saludo. Y dentro del encuentro tenemos muchos momentos en los que nos expresamos con nuestro cuerpo: nos santiguamos, participamos (parados), escuchamos (sentados), fraternizamos (abrazo o estrechar la mano en la paz) y damos reverencia (arrodillados). Cada momento en los que nos expresamos con nuestro cuerpo son fundamentales y por ende deben ser comprendidos y asimilados.

Los regalos
Gracias a la unidad comunitaria descubrimos tres grandes regalos de Dios para el pueblo: misericordia, sabiduría y alimento.

v  Misericordia: en el encuentro eucarístico tenemos tres momentos en los cuales invocamos la misericordia de Dios; al inicio en el acto penitencial; en la oración que Cristo nos enseñó, Padre Nuestro; y cuando proclamamos que Cristo es el cordero inmolado por nuestros pecados. No con ello negando la  plenitud del sacramento de la reconciliación. Nunca estos momentos remplazan el sacramento de la reconciliación.

v  Sabiduría: cuando vamos al encuentro comunitario, el sacerdote, In persona Christi, nos transmite el mensaje evangélico actualizado y desde nuestra realidad el Señor nos ayuda a construir el quinto evangelio (pues nuestra realidad y nuestro diario vivir tiene que ser una buena nueva para el mundo). La sabiduría de Dios es transmitida en cada encuentro comunitario, Dios nos habla para nuestro mejor vivir.

v  Alimento: toda la celebración es alimento constante, desde que llegamos hasta que salimos. Nos alimentamos de fraternidad, de calor humano, de perdón, del mensaje salvífico y nos alimentamos del amor de Dios en la plenitud del misterio del Cuerpo y la Sangre de Jesús eucaristía. No nos alimentamos de un cuerpo muerto, nos alimentamos de un cuerpo vivo, es Cristo resucitado quien se hace presente en el pan y vino consagrado, no es una presencia simbólica o mítica es una presencia real y viva.

Es un alimento que no debe ser rechazado por ningún cristiano, Cristo se hace alimento para los enfermos no para los sanos; este alimento está muy unido al alimento del perdón, pues cuando estamos reconciliados el alimento eucarístico sobresale en nuestro ser, en nuestra intima relación con Dios, más aún este alimento eucarístico perdona nuestros pecados veniales y nos preserva de los pecados graves[2]. El sacramento de la eucaristía es la plenitud de los sacramentos, no remplaza a ninguno pero concede plenitud a todos. El alimentarnos con el Cuerpo y Sangre de Cristo nos constituye una sola realidad, un solo cuerpo.   

Y cómo una sola verdad estamos unidos en Dios y como Dios estamos llamados a vivir su voluntad, que es el amor. El Romano Pontífice Benedicto XVI afirma frente al fruto de la Eucaristía que: “la ‘mística’ del Sacramento tiene un carácter social, porque en la comunión sacramental yo quedo unido al Señor como todos los demás que comulgan: ‘El  pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan” dice San Pablo (1Corintios 1017)”[3]  
  

Enseñanza del encuentro:

Ø  Es un encuentro comunitario, que alimenta toda la vida cristiana.

Ø  Descubrimos, comprendemos y nos encaminamos al proyecto de la construcción del Reino de Dios aquí y ahora.

Ø  Celebramos la entrega completa del amor de Dios por el ser humano, el sacrificio de Jesús por la obediencia al Padre.


[1] Aldazabal, José, La Plegaria Eucarística I Catequesis¸ editorial Dossiers CPL, 3era edición, Barcelona, 1988, p. 11
[2] Catecismo de la Iglesia Católica No 1416
[3] Carta Encíclica Deus Caritas Est, Del Sumo Pontífice Benedicto XVI, 2005, Roma, Nro. 14. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario