domingo, 28 de octubre de 2012

MISIÓN DE LA IGLESIA


¿Cuál es mi tesoro?

Mateo 6:19-21 
«No amontonen tesoros en la tierra, donde hay polilla y hongo que corroen, y ladrones que socavan y roban.  (20)  Amontonen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni hongo que corroan, ni ladrones que socaven y roben.  (21)  Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Que toda la humanidad desee la vida eterna es la primera misión de la Iglesia, es decir, de todos los bautizados. Aferrarnos al mundo y sus fantasías es alejarnos del verdadero sentido de la vida; todo cuanto tenemos en este mundo no puede ser nuestro fin sino nuestro medio para llegar al fin verdadero, que es Dios.

“Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10, 10) dice Jesús. Y para montarnos en el tren de la vida, es necesario desprendernos de todo cuanto nos ata a este mundo, todo aquello que nos quita la paz, la alegría, la oportunidad de compartir, el sentido mismo de vivir. Si revisamos bien nuestra vida descubriremos que nuestro tesoro se lo está comiendo la polilla del orgullo, de la envidia, de la soledad, de la tristeza, de la guerra y cuantas otras que nos van destruyendo.

El tesoro del cielo se va amontonando con la grata convivencia familiar, amistosa y laboral, que se crea con un corazón desprendido y afianzado en el amor. Amor que hemos recibido de Dios. Que nuestro tesoro sea la vida eterna, estar junto a Dios.   

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