jueves, 26 de mayo de 2011

LOS VOTOS EVANGÉLICOS

Sí quisiéramos dar una respuesta al por qué de los votos evangélicos en la vida de muchos hombres y muchas mujeres, creo que podríamos contestar como Pablo a los corintios (cfr. 1Cor.), frente al proyecto que nace en la cruz. Pues los votos se convierten en “una fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados”, aunque para muchos es un “escándalo” o una “locura”, entre esos muchos también algunos religiosos y religiosas. Pero ese “escándalo” y esa “locura” han permitido que muchos y muchas lleguen a los altares, porque se han entregado por entero a la construcción del Reino.
Esta opción que hacemos algunos no puede ser una obligación o una renuncia a otro estilo de vida, tiene que ser un convencimiento pleno de que la pobreza, la castidad y la obediencia son herramientas necesarias y fundamentales para el estilo de vida que hemos optado. Como también tenemos que tener claro que no somos “bichos” raros frente a una sociedad que es consumista, hipersexualizada e independiente, sino que somos una respuesta contraria a una sociedad que cada día va más en decadencia, somos la protesta ante la indiferencia de la persona como ser intimo y valioso, somos la propuesta con la cual podemos valorar la riqueza que se nos ha dado en la creación del mundo, valorar el sentimiento más noble del corazón que es la negación a la muerte (a-mor = no a la muerte) y valorar que estamos llamados a vivir en comunidad porque el creador es comunidad.
Aunque no somos unos “bichos” raros junto al resto de seres humanos, si estamos llamados a dar otra imagen de fe y de vida, debemos “pensar como religiosos” (P. Jordán) y por tanto actuar como tales. Si una persona opta por los votos evangélicos y vive como el resto de la humanidad, que no han optado por estos votos, creo que debe realizar una revisión del modo de vida. Al aceptar los votos no nos desvinculamos del resto de la humanidad, ni de sus sueños, ni de la vida en común, ni de la recreación, ni de los sentimientos ni de tantas otras cosas que muchos creen (más antes que ahora) que “los curas y las monjas no hacen”, solamente estamos llamados a darle el toque de Jesús a ese vivir, donde lo más importante es LA PERSONA: sentimientos, psicología, sueños, logros, bienestar.

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