sábado, 28 de mayo de 2011

Voto de Pobreza

   “Jesucristo no se apegó ni dependió de los bienes de este mundo. (…) Mediante nuestra vida de pobreza evangélica nos hacemos libres (…) (y) Por ello renunciamos al derecho de usar o disponer independientemente de los bienes materiales (…) (en comunidad con el legado de nuestro fundador vivimos la) confianza en la Divina Providencia (y) vivimos la pobreza evangélica mediante una comunidad de bienes (…) (como también) Vivimos nuestra pobreza personal y comunitaria en actitud de solidaridad y responsabilidad con los pobres del mundo)…”  Constituciones SDS
La riqueza de este voto parte en la libertad que da al ser humano. El religioso y religiosa que opta por este voto, aun el laico que desea optar, alcanza una paz interior que no se puede explicar. Pues humanamente son imprescindibles las comodidades, los bienes, la estabilidad, el saber que tengo algo que el mundo me ofrece aunque no lo necesite. Pero cuando el voto se ha arraigado, el saber que tengo un techo, comida, vestido y algo por hacer, lo demás sobra y llega a ser estorbo.
Con el voto de pobreza mis limitaciones para el apostolado son muy pocas, pues los métodos de los pobres son más eficientes que el de los ricos. A qué grupo humano les ha fallado la solidaridad, la fraternidad, la entrega desinteresada,  la disponibilidad, el trabajo en equipo, etc. En cambió hay muchos adinerados que no saben cómo actuar o si actúa los resultados son de dolor, de deshonra, de indignidad, hacía ellos o los suyos o otros.
El desprendernos de todo aquello que ata al ser humano a actuar es vivir en la libertad de los profetas, es poder denunciar, es poder buscar la igualdad de los ciudadanos, es poder salir al encuentro de quienes verdaderamente necesitan, es decirle al mundo que Dios existe y que ha preferido a los sufrientes, a los excluidos, a los pobres, es saber que nada nos ata pero que tampoco atamos a nadie, puesto que “Por el voto de pobreza estamos renunciando a toda forma de valoración de la persona humana por el dinero, afirmando que nos salimos de la lógica natural del capitalismo mercantil que todo lo compra y todo lo vende, a todo le coloca taza de interés e idolatrisa las relaciones del mercado” (P. Ignacio).
Reconocer y vivir el voto de pobreza como herramienta necesaria para la construcción del Reino de Dios no es que el religioso o la religiosa se conviertan en otro pobre o lo que sería peor en un miserable, porque sencillamente dejo todo y abandonó las posibilidades que le ofrecía su comunidad. Pues el voto de pobreza evangélica no puede permitir que yo aumente las filas de pobres en mi país u en otro. Asumir este voto consiste en dos cosas fundamentales, primero el no apego a lo de este mundo y segundo la solidaridad con los ya pobres y sufrientes. “Es pobre porque el universo de los pobres es suyo, la antropología, es decir, el modo de ser humano de los pobres es su modo de ser” (P. Ignacio Madera SDS).

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