lunes, 30 de mayo de 2011

Voto de Castidad

“Mediante la castidad consagrada queremos seguir a Cristo para construir nuestra comunidad en el amor fraterno y acrecentar nuestra disponibilidad apostólica. (…) La castidad consagrada es fortalecida por la celebración de los sacramentos, la fidelidad a la oración, la meditación de la Palabra de Dios, el prudente control de sí mismo y la generosidad en el servicio. (Como también en el) amor fraterno. (…) Es un signo con el cual testimoniamos el amor de Dios a todos los hombres” Constituciones SDS
Este voto es el que ha causado y sigue causando a tantos jóvenes el temor de seguir al Señor, pues pensar en una renuncia de la parte sexual les parece que no es posible. Esto lo debemos a la sociedad que al hablar de sexo lo relacionan enseguida con acto sexual o intimar con el sexo opuesto, más no lo ven con toda la plenitud que contiene el sexo. Por eso aún no asimilamos que la castidad es una opción no solo de los religiosos y religiosas sino también de los esposos. Cuando el sexo solo es genital y no mental. Cuando llega a la mente podemos decir que la “castidad es una actitud ante el amor” (P. Ignacio Madera SDS).
La castidad no es menosprecio ni rechazo de la sexualidad o del placer sexual, sino fuerza interior y espiritual que libera a la sexualidad de sus elementos negativos (egoísmo, agresividad, atropello) y la promueve a la plenitud del amor auténtico. En otras palabras, es la humanización o valorización de la sexualidad como afectividad leal, comprometida, respetuosa de la situación de cada uno. (Para puntualizar podríamos citar a Santo Tomás). La castidad es la virtud por medio de la cual el hombre domina y regula el deseo sexual según las exigencias de la razón.” (Diccionario teológico).
La castidad no sólo es un protesta ante un mundo pansexualista, la castidad tiene que ser razonada por quien va a optar por ella, debe realizar un proceso psicosexual, es decir, que su psicología asimile que su sexo lo conforma todo su ser y que por ello está expuesto o expuesta que en el contacto o en el encuentro con su opuesto sus deseos sexuales se muestren de una forma no acorde a su opción ni a la valoración de la otra persona.
Se podría pernsar que este voto se torna muy complejo, pues es el único voto, de los tres, que podríamos prometerlo o realizarlo en público y no vivirlo en privado. Que importante es sensibilizarnos de la riqueza que tiene este voto. Podríamos llamarlo "el voto de las luchas", ya que los instintos del cuerpo estan intimados por la contaminación sexual de nuestro entorno, y se hace una lucha diaria el lograr conocernos plenamente para vencer la contaminación sexual que el mundo ofrece.
De todas maneras, como todos los votos, es posible asimilarlo y vivirlo en la compañía del Señor, en la oración diaria, en el compromiso apostólico y en la vida comunitaria. "Para Dios nada es imposible", ya lo decía el ángel Gabriel a la Santísima Virgen María, y ella creyó y la voluntad de Dios se vió.

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