martes, 28 de octubre de 2014

SEGUIR A JESÚS

« Pasando por la orilla del mar de Galilea, Jesús vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al lago, pues eran pescadores. «Vengan, síganme —les dijo Jesús—, y los haré pescadores de hombres.» Al momento dejaron las redes y lo siguieron » (Mc 1, 16-20)

“Jesús nos enseña a seguirlo, a optar por su camino, con el testimonio y el servicio a los demás”

En la búsqueda y en el crecimiento de nuestra vida cristiana, es necesario retornar nuestra mirada a los orígenes de la fe. En la que descubrimos que el seguimiento a Jesús es el eje de la espiritualidad cristiana que orienta y sustenta nuestra vida de creyentes. No hay verdadera espiritualidad cristiana si no hay un verdadero conocimiento de Jesús que nos impulsa a seguirlo.

Cuando acudimos a los relatos que la Sagrada Escritura nos presenta sobre el estilo de vida de las primitivas comunidades cristianas, podemos apreciar, que ellos encontraron en el seguimiento, la forma y expresión más auténtica de la fe en Jesús; permitiéndoles iniciar un caminar de creyentes hacia la configuración de la Iglesia, animada por el Espíritu del Señor, fortalecida por la Palabra y alimentada con la Eucaristía.

Su testimonio sincero y eficaz de la presencia viva de Jesús en medio de ellos, fruto de su opción por seguirlo; nos permiten hoy afirmar sin temor a equivocarnos que la realización de la fe, sólo ocurre en la orientación total a Jesús y en la vinculación de nuestra propia vida a la de él, con el fin de poner a disposición nuestros dones para el servicio de nuestro prójimo en la misión que exige el seguimiento. 

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